Lo cierto es que la saturación de premios de esta época del año (siempre hablando en clave yanki) hace que el interés descienda en caída libre cuando llegamos al festival de Sundance.
Si a ello sumamos que este año (oootra vez) tanto participantes como premios se han movido entre activistas disidentes chinos, encarcelados en la guerra contra las drogas en USA, dramones de parejas alcohólicas...pfff. Sinceramente.
Estoy ya cansadete de que nos vendan el festival de Sundance como el trampolín para el cine independiente que ideó Robert Redford hace 30 años. Ahora mismo es plataforma de relanzamiento para estrellas de Hollywood cuyas carreras se encuentran en franca decadencia, o en plan servicios sociales a la comunidad para aquéllas que ya se hacen antipáticas de lo podridas que están de dólares.
Pregunta: ¿Aceptamos el término cine independiente como sinónimo de cine que trata tópicos relacionados con minorías o clichés de controvertidas relaciones sociales?
Porque eso es lo que están haciendo en Sundance. Tomar la forma por el fondo.
Sin embaaaaargooo, nadie dice que no se pueda encontrar absolutamente nada que valga la pena.
Me han llamado poderosamente la atención dos documentales.
Por su factura, Indie Game: The Movie, sobre la creación de videojuegos independientes como Super Meat Boy o Braid. Transpira amor por lo que hacen tanto los protagonistas como los realizadores.
Por su temática: Room 235. Se trata de la exposición de cinco teorías sobre el posible significado oculto de El Resplandor. Se llega a hablar de reconocimiento por parte de Kubrick sobre su participación en el montaje de la llegada del Hombre a la Luna.
Éste es el espíritu marciano que uno esperaría de un festival independiente, maldita sea! De ésta sólo he podido encontrar un video sobre la creación de la banda sonora. Raro, pero atrayente.
Stay tuned!
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